El conductor iba avanzando tranquilamente por la avenida más comercial de su ciudad. La tarde se presentaba gris y lluviosa, como tantas otras tardes de otoño. Sin embargo, las primerizas luces de colores destellantes que anunciaban la llegada de las fiestas navideñas daban un aire jubiloso a los transeúntes que por allí paseaban ufanos en busca de las compras más seductoras.
Súbitamente, desde el fondo del autobús, Pedro se percató de que allí sucedía algo anormal; para su asombro, parecía ser la única persona en darse cuenta de ello.
CONTINUARA ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario